Confirmación (Sacramento)

Es un sacramento que recibe el fiel bautizado, por el que participa más plenamente en la misión de Jesucristo y recibe una especial efusión del Espíritu Santo, que causa estos efectos:

a) imprime en el alma un carácter indeleble y otorga un crecimiento de la gracia bautismal;
b) arraiga más profundamente la filiación divina;
c) une más fuertemente con Cristo y con su Iglesia;
d) fortalece en el alma los dones del Espíritu Santo;
e) concede una fuerza especial para dar testimonio de la fe cristiana.

Para recibirlo con fruto hay que estar en gracia de Dios. Se llama confirmación, porque confirma y refuerza la gracia bautismal.

El rito esencial es la unción con el santo crisma (aceite de oliva mezclado con perfumes, consagrado por el obispo), que se hace con la imposición de manos por parte del ministro, el cual pronuncia las palabras sacramentales propias del rito. En Occidente, esta unción se hace sobre la frente del bautizado diciendo: «Recibe por esta señal el don del Espíritu Santo».

El ministro originario es el obispo, pero puede hacerlo el presbítero en algunos casos particulares.

Fuentes: CIC cc. 879-896; Catecismo de la Iglesia Católica nn. 1285-1321.

Voces relacionadas: CARACTER SACRAMENTAL, CRISMA, SACRAMENTO

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