El Archivo Secreto Vaticano pasa a denominarse Archivo Apostólico Vaticano

El pasado 22 de octubre, mediante motu proprio, el Papa Francisco cambió el nombre del Archivo Vaticano, sustituyendo el término secreto por apostólico.
En la argumentación de esta disposición pontificia, se recorre brevemente la historia de esta institución de la Curia romana, de la que se destaca la importancia por su relevante patrimonio documental y por el largo servicio prestado a la Iglesia, a la cultura y a los estudiosos de todo el mundo.
El término secreto procedía del origen del Archivo en la Biblioteca del Romano Pontífice, es decir, de la parte de los códigos y escrituras más particularmente de propiedad y bajo la jurisdicción directa del Papa. En definitiva, se trataba del archivo privado, separado y reservado del Papa. Y el general conocimiento de la lengua latina de entonces llevaba a entenderlo así.
En cambio, en la actualidad el término secreto puede ser malinterpretado y coloreado de matices ambiguos, incluso negativos, asumiendo entonces el significado de escondido, de no revelado y reservado para unos pocos, lo contrario de lo que siempre ha sido y pretende ser este Archivo.
En consecuencia, el Papa ha decidido mediante este motu proprio que el actual Archivo Secreto Vaticano, sin cambiar nada de su identidad, de su estructura y de su misión, se denomine Archivo Apostólico Vaticano.
Ese nombre subraya su dependencia inmediata del Romano Pontífice, como ya sucede en paralelo con el nombre de la Biblioteca Apostólica Vaticana.
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